Los calzones de mi suegra |
Este tipo de historias son difíciles de creer hasta que no te ocurren a ti, para los que son swingers o muuuuy calientes será más familiar, quizás sea la mente que lo llama, o que las mentes abiertas se "conectan". Mi esposa y yo llevamos nueve años juntos, tenemos un hijo de tres añitos y desde hace seis años, somos swingers, ella es bisexual y súper cachonda, le encanta el sexo igual que a mí, además de los tríos HMH, MMH y hasta HMHM, orgías, etc., etc. Entre ella y yo se ha desarrollado mucha confianza y mucha comunicación, a tal grado que sabe que me encanta su mamá, o sea, mi suegra y que nada más de verla, se me para la verga, lo curioso es que a ella también le agrado, dicho por mi mujer. Mi suegra es una mujer hermosa de rostro, con buen cuerpo, delgadita y moderna, tiene 55 años pero se ve muy jovial y bien buena, ha habido veces que cuando me estoy cogiendo a mi mujer, empiezo a decirle cosas acerca de su mamá, por ejemplo “tu mamá está bien rica, me la quiero coger”, “huele delicioso”, etc., etc., lo que la pone más caliente y obvio, a mí más. Alguna vez, cuando me cojo a mi mujer, ella misma me tiene preparados unos calzones usados de su mamá y cuando le estoy metiendo la verga, los saca y me los da a oler, entonces se la meto lo más duro y lo más rápido que puedo hasta que me vengo, entonces le saco la verga y me vengo en los calzones de mi suegra, enseguida se los doy a mi mujer para que lama el semen y quedo tan caliente que se la vuelvo a meter. Hace dos años, vivimos con mi suegra durante algunos meses, ahí se dieron diversas situaciones en las que yo dudaba pero al final, comprobé que sí, mi suegra quería probarme. Al poco tiempo que llegué a vivir ahí, mi mujer, mi hijo y yo dormíamos en el mismo cuarto y ella salía a trabajar muy temprano, quedándome con mi hijo y me levantaba más tarde pero cada mañana, mi suegra entraba a nuestro cuarto para darle su mamila a mi hijo mientras yo dormía. La verdad, al principio ni cuenta me daba, pues tengo el sueño muy pesado pero al pasar las semanas, me familiaricé con los ruidos de esa casa y entre sueños, sabía que mi suegra estaba ahí, dándole la mamila a mi hijo, así día con día. En una ocasión, en cuanto mi mujer salió a trabajar y con toda la intención, me quite mi pantalón y mi calzón, para luego hacerme el dormido y ver qué hacía mi suegra. Minutos después, ella entró al cuarto y al verme sin cobijas, desnudo tendido en la cama, su reacción inicial fue salirse y emparejar la puerta pero al percatarse que yo "dormía" como un tronco, la abrió lentamente y entró. De primera instancia, continuó con lo que siempre hacía, me refiero a darle su mamila a mi hijo mientras la observaba con los ojos ligeramente entre abiertos, enseguida se acomodó y volteó su mirada hacia mí poco a poco, muy suave hasta que adoptó tal ángulo que si yo "despertaba", simplemente se giraría y parecería que no me veía pero me contemplaba y se acercaba a verme la verga mientras le daba su mamila a mi hijo. Obviamente, en ese momento, entre que era la mañana y que estaba súper caliente, traía mi verga más que parada pero entonces, mi hijo tosió y en lugar de voltearse, mi suegra salió de inmediato del cuarto, enseguida me "desperté", me puse un pants y ella regresó a nuestro cuarto, "para ver qué sucedía", incluso me tocó la puerta y le dije “fue una tos normal, no se preocupe, suegra, seguro se le fue la leche”. Obvio, yo aún traía la verga bien parada y me preguntó “¿puedo pasar?”, le contesté “claro, suegra, es su casa, ja, ja” y ella también entró, riéndose. Mi hijo no despertó por la tos, siguió dormido, entonces me recargué en la pared y mi suegra se sentó en la cama, comentando lo delicado que es el cuidado de los niños y cosas por el estilo pero era más que notoria mi verga parada, con solo mi pants y sin calzón. Mientras me miraba de reojo, platicamos por varios minutos y cínicamente, con la verga parada pero ni se inmutaba y seguía platicando hasta que transcurrieron unos 10 minutos, mi cuñado despertó y entró al cuarto, al m omento me volteé, me senté y mi suegra solo se levantó, diciendo “mmmhhh, bueno, es hora de desayunar, los espero abajo”. En otra ocasión, me estaba bañando con mi hijo y el baño es bastante grande, de manera que al final, cuando acababa de bañarlo, le gritaba a mi mujer para que entrara por él y lo vistiera mientras seguía bañándome pero esa día, mi mujer no estaba así que mi suegra era quien me ayudaría, entonces le grité para que entrara a secar y a vestir a mi hijo y eso hizo. Al entrar, ambos ya con toooda la intención, le pasé al niño a través de la cortina de la regadera pero abriéndola, sin alguna mesura ni pena, enseguida ella se volteó y dijo “¡ay, Migueel!”. De inmediato, cerré la cortina y continué bañándome pero nos pusimos a platicar de varias cosas sin importancia, yo bañándome y ella cambiando a mi hijo, todavía dentro del baño. Sin embargo, el hecho que me hubiera visto y saber que estaba ahí, me paró la verga de inmediato y luego de unos minutos, cerré las llaves de la regadera y me preguntó “¿ya acabaste?”, le contesté “sí, suegra”, aunque pensé que me diría “permíteme, ahorita me salgo” o algo así pero no, sólo me preguntó “¿te paso una toalla?, de inmediato contesté “sí, por favor”. Me la pasó solo metiendo la mano con la toalla pero yo abrí la cortina, agarré la toalla, le dije “gracias” y comencé a secarme, al tiempo que ella estaba “con la cara volteada” y me respondió “de nada”, luego siguió cambiando a mi hijo y terminándole de secar el cabello. Al mismo tiempo que seguíamos platicando, me secaba todo el cuerpo con la cortina de la regadera bien abierta y aún con la verga más que parada. Según ella, no volteaba pero obvio que me estaba mirando de reojo, pues estaba sentada sobre la tapa del baño y quedaba enfrente, luego terminé de secarme y comencé a vestirme igual, frente a ella, se hacía como si no pasara nada y seguía platicando como si nada hasta que terminamos y hasta ahí quedó esa tarde. Después de esos eventos, estaba dudoso en decirle a mi mujer o no, ya que una cosa era fantasear y otra ya pasar a la realidad, pues aunque somos swingers y muy “open mind”, se trataba de su mamá y era algo muy bizarro. En fin, decidí platicarle tal y como pasaron las cosas y su reacción fue de enojo, aunque no lo demostró pero no le agradó la idea y me pidió que ya le parara, que si eso que le contaba era cierto, mejor ya no provocara alguna situación; la verdad es que le traía unas ganas bárbaras a mi suegra y más con lo que había pasado. A pesar que mi suegra había actuado de una manera “muy natural” ante esas situaciones, yo aún tenía mis dudas de decirle o intentar algo, pensaba “¿qué tal si me está provocando para caer y hacerme una escenita?, decirle a mi mujer lo perro miserable que era al proponerle algo”, así que decidí no intentar algo, ya que no estaba seguro si se trataba de un cuatro, o si realmente quería que me la cogiera también. Así pasaron varias semanas y se cruzaron algunas reuniones familiares en donde había alcohol, música y baile; cuando mi suegra se toma sus tequilas, se pone bailadora y alegre, además echa desmadre y le gusta bailar conmigo, pues siento que se me repega más pero me quedo quieto, es decir, no le sigo el juego, solo la dejo y por su parte, mi mujer se hace que no ve y luego que le comento, me dice que así es el baile, que no alucine. Al pasar más semanas, mi suegra y yo tuvimos que viajar a Oaxaca, pues ahí tenía un asunto de unas tierras y yo estaba ayudándole a revisarlo, ya que soy abogado. Salimos en camión una noche hacia Oaxaca solo ella y yo, ya que no había presupuesto e íbamos de ida y vuelta, viajamos toda esa noche para llegar allá por la mañana. Cuando llegamos, le sugerí que fuéramos a un vapor, para no pagar hotel, ya que de todas formas, no nos íbamos a quedar, solo nos íbamos a bañar y a cambiar, a lo que me respondió que estaba muy bien, que así lo hiciéramos. Al llegar al baño, de verdad les digo que no tenía alguna intención en lo absoluto de nada pero la señora que atendía nos preguntó “¿individual?”, le contesté “sí, gracias”, pensando que se refería a dos regaderas individuales y me entregó dos boletos pero me percate de inmediato que me había cobrado solo una regadera y no dije nada; en ese momento, mi suegra ni cuenta se dio. Luego, nos indicó “al final del pasillo, le entregan sus boletos al señor y él les indica” y cuando llegamos con el señor que entregaba las regaderas, nos indicó “síganme” y nos abrió la puerta de una regadera, indicándonos “aquí es, pasen, ¿qué les traigo?”. En eso, de reojo vi que mi suegra puso una cara de sorpresa, la volteé a ver y me preguntó “oye pero ¿cómo solo una?, ¿los dos en una?, no, oye, ¿cómo?”, enseguida, el señor me volteó a ver y con mi pura mirada, le dije todo “usted cállese”, entonces le moví la cabeza y le dije “tráiganos dos cafés, por favor”, agarrando la onda y se despareció. Para esto, mi suegra todavía afuera de la regadera, me decía “no, oye, ¿cómo?” y le respondí “no se preocupe, suegra, usted pase primero y luego yo, incluso me quedo mientras en el silloncito que hay para cambiarse”, uno que es como tipo cama. Incrédula y dudosa, ella entró y yo atrás, explicándoles que para quienes nunca han ido a un vapor, o baño público, las regaderas individuales son un pequeño cuarto como de 2 m x 2m, donde hay un silloncito tipo sofá cama, un lavabo y por lo general, un espejo; ahí hay otra puerta y en otro cuartito igual, como de 2 m x 2 m, está ya la regadera. A continuación, agregué “suegra, aparte así es más barato, ya ve que no traemos mucho presupuesto”, entonces me dijo “bueno pues me voy a meter”, le contesté “ok, si quiere, ahorita que ya esté lista, o sea, desnuda, me pasa su maleta para que no se le moje” y me respondió que estaba bien; en ese momento, mi mente estaba trabajando a mil por hora, obvio ya traía la verga bien parada. Total que se metió, se cambió y me avisó que ya estaba lista, luego sacó su mano por la puerta para entregarme su maleta y no hice algo por asomarme, solo se la recibí y cerró la puerta. En unos pocos minutos, quizás dos o tres, decidí desnudarme y estar listo para que cuando ella saliera, yo meterme pero ya mi intención era posármele desnudo y ya solitos, a ver qué pasaba, entonces escuché un grito “aaayyyy, güey”, de inmediato le pregunté “¿qué pasó, suegra?, ¿está usted bien?, ¿qué pasa?”, contestándome “aaayyy, me quemé, no le sé a estas cosas”, era una de esas regadera de plataforma donde te tienes que parar encima para que salga el agua y aparte, regular la temperatura con las llaves. Entonces, le propuse “¿puedo pasar?”, me contestó “sí, espérame” y en unos instantes, escuché “ya entra”, enseguida entré y efectivamente, traía el hombro rojísimo, cubriéndose con una toalla pero únicamente por el frente, dejando su parte trasera desnuda, aunque claro que estaba frente a mí y sólo podía ver la parte que traía cubierta. Al instante, le señalé “suegra, mire nada más, se quemó mucho, ¡qué caray!” y ella me dijo “no es nada”, aunque según yo había decidido entrar desnudo, me dio pena por lo de la quemada y mejor me puse la toalla amarrada a la cintura. Enseguida le empecé a explicar cómo era que funcionaba la regadera, indicándole que primero debía meter un pie para pisar la plataforma e ir regulando la temperatura; en ese momento, al hacerlo yo para enseñarle cómo, mi toalla se comenzó a abrirse y a caerse pero la detuve solo del frente, quedando únicamente tapándome la verga y como en otras ocasiones, ella no se inmutó y me dijo “a ver, déjame intentarlo”. En eso, me aproximé a la puerta y de reojo, vi cómo se quitaba la toalla y la colgaba al mismo tiempo que se metía a la plataforma y ya de espaldas, con toda la parte de atrás desnuda, abrí la puerta para salirme cuando escuché lo que nunca me imaginé, diciéndome “ya para que te sales, Miguel”. Nooooooooooo, bueno, sentí que el piso se me iba, enseguida volteé y le dije “¿eeehh?, ah, bueno, ¿sí, verdad?”, comentándome “sí, ¿qué tal si me quemo otra vez?”. Me quedé impávido, la verdad es que si lo imaginé pero nunca creí que ocurriera y menos, de esa manera, es más, a la fecha no lo creo, entonces cerré la puerta y entré para sentarme en una bardita que hay pero me preguntó “¿por qué no te bañas de una vez?”. Ya de plano, me le acerqué y la empecé a besar de una manera tan apasionada que no podíamos parar, incluso nos quitamos de la regadera y la empecé a tocar, sin dejar de besarla, agarrándole las tetas y las nalgas mientras ella empezaba a sobarme los huevos y a jalarme la verga. Luego, continué con el cuello, con las tetas y me las quería comer, se las chupé desesperadamente mientras le agarraba las nalgas, el ano y la comenzaba a dedear; para entonces, ella ya estaba más que escurriendo, estaba empapada y en ese momento, la volteé y le comencé a besar la nuca y la espalda hasta llegar a las nalgas, las que por cierto, tiene deliciosas y no podía dejar de lamérselas. Continué recorriéndola hasta que le empecé a mamar el ano, ¡aaayyy, una delicia!, luego la empiné para poder abrirle bien las nalgas y meterle la lengua por el ano, que le olía delicioso, aún no se lo había alcanzado a lavar y le olía casi como a su hija, a mi mujer, un olor entre vagina y mierda, un olor que me para la verga en un segundo y si ya la traigo parada, me la pone más que dura. En esa posición, se lo mamé hasta que se lo dejé limpio, enseguida me puse de pie y con ella aún empinada, me aproximé para meterle la verga pero me dijo “ay, Miguel, ¿así sin nada?”, le contesté “sí, mi amor, ya no aguanto”. Entonces, me respondió “si mi hija se entera de esto, te juro que te mato, cabrón”, lo que me puso más caliente y al tiempo que le metía la verga, le contesté “cómo crees, mi amor, por mí nunca se enterará, quiero cogérmelas siempre a las dos, ya tienes cabrón, mi amor, me encantas, estás deliciosa”. Mientras tanto, ella se movía de una manera incontrolable al tiempo que decía “así, cabrona, sí, desde cuando quería tu verga, carbón, siempre que puedo, me paro en la puerta de su cuarto y nada más escucho las cogidas que le pones a mi hija, así, métemela más duro, qué rico, qué buena verga, carbón, la tienes enorme”. En ese momento, ya no pude más y me viene con un grito que se oyó en todo el vapor, dejándole todo el semen en las nalgas, era una cantidad que pocas veces, ha sido de las cogidas más ricas de mi vida. Continuará… |
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