En el cine porno en León... |
0 Siempre me llamó la atención asistir a este cine, después de leer algunas recomendaciones en una página gay clandestina, me prendía mucho con las recomendaciones de algunos. Vivo en Aguascalientes pero viajo constantemente a León, Gto. y cuando acabo mis quehaceres, generalmente bajó al centro, a tomar café y a comer. Como a seis cuadras del centro, quizás hasta ocho, a una calle antes de llegar a un monumento con un león, un arco en una avenida con un amplio camellón donde se localiza una famosísima cantina de la ciudad, el Panteón Taurino. Ahí, a una cuadra, está ubicada una sala de cine porno, las películas son hetero pero adentro, somos puro amante de la cabezona, no vi mujeres y algunos travestís, máximo tres. Al entrar, la oscuridad te ciega, uno entra por un costado, abajo de la pantalla y en ese momento, todos ya te vieron pero tú no ves nada. Conforme te adentras y te acostumbras a la oscuridad, te vas topando ya con gente en los pasillos, algunos en acción, otros observando, o platicando, la mayoría simplemente esperando. En las butacas hay un constante deambular, los parados acechan en busca de algo que mamar o de alguien que te mame, los más aventados van, se sientan junto a su verga y la agarran, vi hasta besos ricos. Después, una de las dos cabezas participantes desaparece y el enjambre los rodea, aunque en las partes altas, al fondo de las salas, está la acción más candente, muchas buenas mamadas. El día que asistí a este cine, había mucho movimiento y me calenté mucho viendo como se lo mamaban a mi vecino de una fila atrás, le metieron un súper agasaje, luego llegó un morrito muy obvio, muy loquita pero ¡qué bárbaro!, empezó fajándoselo, luego le sacó su verga, lo masturbó y seguía fajándoselo, después se bajó, le bajó el pantalón y el calzón a nuestro vecino. Para entonces, ya éramos más de cinco contemplando la acción, algunos ya empezaban a agarrarse entre ellos, de lo caliente del cuadro. De repente, alguien se me acercó y me agarró pero estaba muy excitado, así que le separé su mano de mi pene y seguí mirando, pues el morrito estaba besándole las tetas al vecino, que estaba la camisa desabotonada, en un faje más que envidiable y antojable, con una mano en las nalgas, que ya estaban fuera de la butaca. En un momento dado, estiré mi mano y le palpé su verga, era de tamaño normal, muy caliente y dura, entonces me retiraron la mano y la boca del putito este tan mentado entró en acción, ¡qué buena mamada le estaba propinando al vecino!; por su parte, él estaba agarrándoles las vergas a unos de los de atrás, creo que no halló una a su antojo para mamar porque se concentró en su mamada, con piquete de culo con el dedo que le estaban dando. Por atrás, alguien se agachó a mamársela a uno de los que observaban, creo que acabó pronto porque el mamador se paró rápido, me hubiera pasado igual a mí, estaba excitadísimo viendo esa mamada. En eso, nuestro amigo se tensó y se retorció, con la cara apretada y soplando, se estaba viniendo y estalló en la boca del putito, que no se movió, aguantó heroico lo que se vio fue una riquísima venida, no sacó ni gotita y se tragó el semen, luego se limpió, se paró y se fue. Entonces, nuestro vecino se abrochó la camisa, se subió su pantalón, se fajó y se bajó algunas filas mientras nos mirábamos extasiados, pidiendo verga, pidiendo boca pero no nos animábamos y al final, se deshizo la bolita. Empecé a deambular por el cine, mamadas por aquí, mamadas por allá hasta alcancé a ver que penetraban a uno de pie, además una parejita que se había alejado hacia el frente de la sala, abajo de la pantalla, en el lado opuesto de la puerta de acceso, todos veíamos el culo del que se estaba cogiendo al otro culo, los dos de pie, fue rico verlos, me hubiera gustado sentirlo. Me gusta la verga pero en ese momento, me daba pena que me tocaran, aunque sentía que iba a explotar muy pronto. Regresé al lugar donde vi esa mamadota, el compadre que la había recibido ya estaba siendo seducido por otro y luego de un rato de estarse agarrando ambos, otra vez se lo empezaron a mamar, muy tranquilo y muy discreto, más rápido en ritmo y naturalmente, el vecino se vino más rápido, luego el otro se paró y se fue. Atrás de mí llegó un moreno como de 30 años, de mi estatura, 1.70 m, robusto, típico de los leones guanajuatenses, estaba parado atrás de mí, viéndome, a dos asientos a mi derecha. En un instante dado, se sacó su verga y se la movía, luego estiré la mano, enseguida se sentó y lo estuve chaqueteando hasta que sin decir palabra, se desabrochó su cinturón y su pantalón, enseguida me hinqué sobre la butaca frente a él y bajándole su calzón, empecé a mamarle su pene, notando que tenía muy buenas piernas y buenas nalgas, velludo, rico. Alguien pasó y aprovechando mi posición, me agarró las nalgas, entonces se detuvo atrás de mí y me agarró ambas nalgas, enseguida volteé a verlo, era un señor como de 60 años, macuarrón, así que le quité sus manos de mi cuerpo y se movió, por lo que me desconcentré pero mi socio se prendió, se lo agarraba y al fin, se vino en mi mano, luego me limpió con su papel y me regaló más para limpiarme bien y se fue. Por mi lado, me paré y me salí del cine, iba muy cachondo pero sacadón de onda, me gusta más cachondo el asunto, con caricias, con mamadas, con penetración etc., aquí son puras mamadas, literalmente puras mamadas, sin “hola”, sin “gracias”, sin “adiós”. Enfilé a pie hacia la central por la calle de camellón, serían las nueve de la noche, siempre sí estuve como tres horitas o más en el cinito ese hasta que como a tres cuadras, pasando el Panteón Taurino, divisé un travestí que venía caminando, creo que iba al cine, luego me atravesé del camellón a la acera por donde venía, la calle estaba tranquila, la mayoría de los negocios estaban ya cerrados. De frente, le pregunté cuánto, me contestó “200 pesos una mamada”, le ofrecí 100 pesos y accedió, preguntándole en dónde y me metió a una cochera que estaba a dos casas de ahí, era como una pensión y no había alguien más. A continuación, le descubrí sus tetas y se las besé un rato, luego quise agarrarle su pene pero me dijo que serían 200 pesos, así que le confirmé que no, entonces se agachó, me sacó la verga y me empezó a dar una mamada que me hizo venir pronto, escupiendo mi semen, que no dejaba de salir; sin embargo, se enojó porque le cayeron algunas gotas en su pecho y en sus medias. Posteriormente, me subí el pantalón y ella se vistió, me dijo “adiós” y se fue; ya más tranquilo, seguí mi camino. Concluí que es mucho más prendido el cine Nacional en México, D. F., ahí sí hay acción más cabrona pero este cinito está cachondo, para ser provincia, se me antoja meterme con mi mujer un día pero ella es muy fresa, se prendería pero se espantaría, no sé, a lo mejor lo disfrutaría. Les seguiré informando... |
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